El pasado jueves día 20 Juan Carlos Lacheta volvió a llevar sus clases de electricidad para niños al Colegio Público Mendialdea I, en Berriozar, como todos los años sucede. Todo un clásico en la rutina anual de FEINAD ya que desde 2014, año en el que nos abrieron sus puertas, hemos tenido la suerte de impartir nuestros talleres de formación eléctrica para niños allí, complementando de forma práctica la parte de electricidad de su currículo.
Pasar toda una mañana con alumnos de 6º de Primaria es un contrapunto a nuestra actividad habitual porque generalmente impartimos formación para adultos. Es un pequeño reto, una vuelta a los orígenes como maestros. Un día especial, que dar clases de electricidad para niños tiene su aquel porque son un público sincero y exigente. Vamos, que si se aburren te lo hacen saber y si les gusta lo que hacen uno se divierte ejerciendo de maestro y las horas se nos pasan a todos volando.
El planteamiento de las clases, los materiales, la metodología, el estilo de trabajo en el aula… todo varía, que se trata de que los chavales disfruten y aprendan a la vez, de forma práctica, enredando con sus destornilladores entre cables, interruptores y bombillas. No hay muchas presentaciones formales, el ambiente es distendido, el contacto directo, usamos presentaciones y entrenadores eléctricos específicos para niños, las actividades son totalmente prácticas y adaptadas para ellos… trabajamos a bajo voltaje, pero el tiempo que pasan en clase están muy pero que muy conectados.
Las clases de teoría son muy necesarias pero somos de la opinión de que, para enseñar electricidad a los chavales lo mejor es practicar, apretar cables, probar circuitos, instalar interruptores, conectar bombillas y pequeños motores. Conseguir que, desde el diseño de la actividad hasta su puesta en funcionamiento todo el proceso sea llevado a cabo por nuestros jóvenes alumnos, para que vean así como en la realidad los conocimientos teóricos que han aprendido en clase se aplican y funcionan, funcionan de verdad.
Otro año más hemos terminado contentos con la experiencia y el trato que alumnos, profesores y Dirección nos han dispensado, con la confianza de que los alumnos han aprendido cosas útiles para su futuro y la ilusiuón de que tal vez, este año, en Berriozar hayamos contribuido a crear un nuevo electricista, un operador de autómatas o una nueva ingeniera. Decididamente, nos gusta sentirnos maestros por un día.
La jornada ya pasó, pero ya tenemos ganas de volver a impartir nuestras clases de electricidad para niños en el colegio Mendialdea el año que viene. Hasta entonces, ¡muchas gracias!